Todo empieza con una fina lámina de metal.
Un tipo de acero especial llamado hierro forjado, con bajas cantidades de carbono, muy similar al hierro que encontramos en las minas. Lo primero es la maleabilidad, ya que el metal se modela en un torno hasta tomar la forma de dos conchas gemelas que quedan listas para la prueba de fuego.
Las hojas metálicas modeladas esféricamente se meten en una cámara al vacío a altas temperaturas y se exponen a la acción de los nitruros. Las superficies se vuelven más lisas, casi sedosas al tacto. Horas después el metal empezará a normalizarse y equilibrarse; es la fase del descubrimiento. La prueba de fuego ha terminado. El material está preparado.
Y es entonces cuando la voz del instrumento se esculpe literalmente en el metal. Aparecen los cráteres y los valles: el ding y las notas menores. Cada nota se forja a mano y se afina a oído durante almenos cinco días, hasta alcanzar un equilibrio sonoro perfectamente armónico. Y aún así, no se encontrará ningún Handpan Battiloro que suene igual que otro, ¿por qué?
Lo mismo que ocurre con la voz humana, cada Handpan Battiloro tiene un sonido único.
Crear esta voz es para nosotros un acto de amor.